Neuromarketing, las emociones al alcance de la publicidad

Es por todos sabido que la primera impresión siempre es fundamental. Y no, no nos referimos al noble arte de ligar. Hablamos de marketing. Diversos estudios han demostrado que gran parte del interés del consumidor por adquirir un producto proviene, directamente, de las primeras emociones que ese bien es capaz de despertar en él. La primera impresión, inconscientemente, es la que hace, en la mayoría de los casos, que nos decantemos por uno u otro artículo. En otras palabras, si el producto A nos ha cautivado desde el primer momento más que el producto B, mucho tienen que hablarnos de B, y muy bien, además, para que nos hagan cambiar de opinión.

Es en este subconsciente donde se centran las últimas investigaciones sobre publicidad, comunicación y marketing, y es que, aunque el consumidor crea que la decisión de qué producto adquirir la ha tomado por iniciativa propia, lo cierto es que ha habido una serie de factores en su subconsciente que han ayudado en gran medida a que esta elección se produzca. Vayamos al grano: para alcanzar un marketing eficaz hay que saber llegar hasta las emociones del consumidor. Y como hoy en día todo tiene nombre, a esto se le conoce como neuromarketing.

Para ello, hay que identificar claramente a qué clase de público quieres dirigir tu campaña. Esto es fundamental. A raíz de aquí, se puede establecer qué necesidades tiene ese sector de la población, sus gustos, su capacidad económica o su situación social. Teniendo esto claro, llega el segundo paso: generar experiencias. El público ya no quiere ver un anuncio aburrido y repetitivo que le haga aprenderse de memoria un absurdo eslogan. Quiere algo curioso, único, que le genere alguna alteración emocional. Y todo esto, además, se debe conseguir con una premisa, la sencillez. No se puede llegar a la audiencia con mensajes complicados, largos o enrevesados.

Esto generará un valor de marca que hará que el cliente se fidelice con tu empresa. Todos esperamos y conocemos en mayor o menor medida los estilos que siguen en sus campañas publicitarias Coca-Cola, El Corte Inglés, Adidas o BMW, ¿a que sí? Cierto, sabemos lo que estás pensando. Son empresas gigantescas que destinan cientos de miles de dólares a su departamento de marketing. Porque, claro, ellas tienen departamento de marketing, algo ya de por sí inalcanzable para la mayoría de nosotros. Pero ¿por qué no pensar a menor escala en hacer algo distinto con un presupuesto muchísimo más ajustado y a nuestro alcance? Os aseguramos que es posible. Solo hay que dejar volar la imaginación.

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